viernes, 26 de noviembre de 2010

Llorenç Barber: "El mundo ya es un auditorio, no necesito ir a ese mausoleo llamado auditorio"

Yo crecí y maduré con auténtica prevención contra aquello en donde había nacido que es la música contemporánea. Se me cayó, se me hizo trocitos, se me hizo caca entre los dedos en los años ochenta y desde entonces cuando yo organizo, mi sello organizativo es: "música son muchas cosas", y todas caben en un solo festival, por tanto mis propuestas organizativas siempre responden a esto. Por contra también diré que tienen unos límites que soy yo, Llorenç Barber, y es que yo creo, crezco y hago devoción de fe de una especie de sensibilidad minimal que me atrae y de un atractivo por los compositores intérpretes, aquellos que creemos algo y ese creer y crear se funde en una propuesta. Por otro lado, cuando yo puedo programar algo es algo muy modesto porque no dispongo de dinero y la gente hace muy bien en no confiármelo porque rápidamente les pondría en varios aprietos y cuando programo lo hago desde la miseria y en estas circunstancias viene muy bien por sentido pecuniario programar a autores intérpretes, gente que se lo piensa, se lo compone, se lo toca, se lo interpreta, se lo sonríe o se lo carga ella misma y esos son mis amigos. Por tanto, por necesidad, creencia y por compensación, mis propuestas organizativas son hijas de la variedad más disoluta mas que absoluta.



Yo soy feliz escribiendo un artículo, tocando las campanas en una ciudad, soy de un tipo de propuesta donde el mundo está lleno de sugerencias, es como una selva de amores y están todos esperando a que les digas algo, a que les sonrías.
Lo que ha cambiado es lo que llamamos música, nuestra relación con el sonido. Eso es lo que nos hace distintos de muchos otros que todavía son de una generación de autor que no se quiere manchar la mano, porque solo está para las musas y las semicorcheas, después viene el intérprete, el programador, el ministro y él continúa en esa esfera de autor con toda la ilusión por entrar en el repertorio. Porque en España vamos de corrección en corrección y si hace veinte o treinta años lo correcto era ser vanguardista, cuando ese concepto hace aguas estos autollamados compositores se vuelven muertos de ansia a las fuentes primigenias del virtuosismo y del sacrosanto repertorio y están en casa encerrados escribiendo a palmos para entrar en el repertorio y codearse con los de verdad, llámese Brahms, Schöemberg, Monteverdi. Yo no me tengo que pegar con Monteverdi para que me toquen en un auditorio, el mundo es un auditorio, el cosmos es un auditorio. No necesito ir a ese mausoleo que se llama auditorio, el mundo me espera por todas las esquinas para sonar.







Estracto de entrevista: http://www.babab.com/no01/llorenc_barber.htm





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